Conocer el valor de un activo o un pasivo financiero puede no ser una tarea fácil. Asignar un valor con el que todos estemos de acuerdo puede requerir de una técnica o modelo.
Ahora pensemos que ese modelo puede comportarse de una forma u otra según las características de lo que se desea medir, lo que hace que requiramos conocer muy bien cómo se comportará ese activo o pasivo financiero en el futuro. A ese comportamiento en el futuro se le conoce como modelo de negocio que no es más que la respuesta a ¿qué espera el propietario que suceda con ese instrumento financiero en el futuro? Si ese activo se mantiene todo el tiempo que éste dura y se conocen plazos y valores con los que se ha de liquidar en el futuro, el modelo con el que se valora es el de costo amortizado.
En el caso de los pasivos financieros, estos se miden por lo general a costo amortizado con algunas excepciones, las cuales tienen como factor común la imposibilidad de conocer en el futuro los plazos y valores con los que se ha de liquidar El cálculo del costo amortizado implica el reconocimiento del valor del dinero en el tiempo, determinando el valor al momento de la medición de los montos a percibir o pagar en el futuro. Para ello es necesario contar con una tasa de interés con la que se “descuentan” los valores del futuro y se traen al momento de la medición.
Siendo su fórmula financiera la siguiente:
Donde:
V:Valor actual de los flujos de efectivo descontados (costo amortizado)
n: Periodo
i : Tasa de interés efectivo
Julián Galvis
Consultor Financiero
Russell Bedford MCA