Entendiendo la relevancia que ha tomado en Colombia la implementación de las normas internacionales de información financiera “NIIF”, como señal de que nuestro país está teniendo un proceso acelerado de internacionalización y de buenas prácticas de gobierno corporativo y considerando que nuestra economía depende en gran medida del desarrollo del sector agrícola, el cual durante el 2021, representó el 14,1% del PIB, es fundamental que las personas naturales y jurídicas dedicadas a actividades relacionadas con dicho sector, den cumplimiento a la normatividad establecida por la Ley 1314 del 2009 y en el Decreto Reglamentario 2483 de 2018.
Dicho marco normativo, establece dos grupos para efectos de aplicación de las NIIF:
-Grupo 1 – NIIF Plenas – Norma Internacional de Contabilidad 41: define los activos biológicos como plantas y animales vivos que son capaces de experimentar transformaciones biológicas, bien para dar productos agrícolas que se contabilizan como existencias (inventarios) o bien para convertirlos en otros activos biológicos diferentes.
-Grupo 2 – NIIF Pymes – Sección 34: señala que se puede hacer referencia a una actividad agrícola cuando una entidad hace gestión de las transformaciones de los activos biológicos, ya sea para destinarlos a la venta como productos agrícolas o como activos biológicos adicionales.
Así mismo, las NIIF establecen para efectos de la clasificación de los activos biológicos, que si una entidad dispone de animales o plantas vivos que no hacen parte de ningún proceso de explotación al interior de una actividad agrícola, estos no podrán ser clasificados en tal categoría.
Para efectos de reconocimiento, la NIC 41 establece que para que una entidad reconozca un animal vivo o una planta como un activo biológico debe examinar que:
-La empresa controla el activo como resultado de sucesos pasados.
-Es probable que fluyan a la empresa beneficios económicos futuros asociados con el activo.
-El valor razonable o el coste del activo puedan ser valorados de forma fiable (IASB, 2000).
En lo que respecta a NIIF para Pymes, la sección 34 establece que para la determinación del valor razonable en forma fiable, no se debe incurrir en un costo o esfuerzo desproporcionado; en cuyo caso se puede optar por el método del costo, teniendo en cuenta la depreciación y el deterioro. Cabe precisar que a la hora de determinar el valor razonable pueden darse 3 situaciones:
1) Existencia de un mercado activo. En este caso cada subsector agrícola. el precio de cotización en dicho mercado activo es la base adecuada para determinar el valor razonable del activo. Por ejemplo, en el caso de los cereales o el azúcar existen mercados spot en los que se determina el precio de la materia prima que debería servir de base para la valoración de dichos activos biológicos.
2) Inexistencia de un mercado activo. En este supuesto para la determinación del valor razonable, se tiene como referente la siguiente información:
a) El precio de la transacción más reciente en el mercado, siempre que no se hayan modificado las condiciones desde la fecha de la transacción hasta la fecha del período del que se informa.
b) Los precios de mercado de activos similares, ajustados para reflejar las diferencias existentes.
3) Imposibilidad determinar el valor razonable. En ese caso, el activo biológico se debe medir a su precio coste corregido de amortizaciones y deterioro de valor, exclusivamente en el momento de su reconocimiento.
Adicionalmente es frecuente que los activos biológicos se presenten combinados con otro tipo de activos. Por ejemplo, en una plantación de trigo se combinan los terrenos con la planta de trigo (activo biológico). Para la valoración de este tipo de activo biológico se puede tomar como valor razonable el conjunto de la explotación y deducirle el valor por separado de los terrenos combinados.
Finalmente, se puede concluir que no obstante las NIIF establecen como modelos para la medición de activos biológicos tanto el modelo del valor razonable (NIIF Plenas), como el modelo del costo (NIIF Pymes); dichos modelos plantean la existencia de dificultades prácticas que suponen un reto para los reguladores, los preparadores y las empresas usuarias de la información, quienes deben definir nuevos modelos de medición más acordes con la realidad de cada subsector agrícola.
William Ojeda Quiroz
Acting Manager de Servicios Contables
Russell Bedford RBG